Todavía debían escuchar Su voz


En el Antiguo Testamento Moisés recibió la Ley como profecía de Dios, (Mateo 11:13), pero incluso esto no era para sustituir la necesidad de que los israelitas escucharan y obedecieran Su voz, tal y como se ilustra en los pasajes siguientes (Joyner 1999):

Éxodo 15:26 “Y dijo: Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos, y dieres oído a Sus mandamientos, y guardares todos Sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti; porque Yo soy Jehová tu sanador”.

Éxodo 19:5-6 “Ahora, pues, si diereis oído a Mi voz, y guardareis Mi pacto, vosotros seréis Mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque Mía es toda la tierra. Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa. Estas son las palabras que dirás a los hijos de Israel”

Deuteronomio 9:23 “Y cuando Jehová os envió desde Cades-barnea, diciendo: Subid y poseed la tierra que Yo os he dado, también fuisteis rebeldes al mandato de Jehová vuestro Dios, y no le creísteis, ni obedecisteis a Su voz”

“Pero Mi pueblo no oyó Mi voz, E Israel no me quiso a Mí. Los dejé, por tanto, a la dureza de su corazón; Caminaron en sus propios consejos” Salmo 81:11-12.

 

La ira de Dios

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Se consideraba que los profetas del Antiguo Testamento como portavoces de Dios. Por eso, o hablaban la palabra de Dios, y por lo tanto tenían Su autoridad plena y se cumplía lo que habían dicho, o eran profetas falsos que merecían la muerte - Deuteronomio 18:20; 13:5.

En el Antiguo Testamento no hay ningún caso de tener que juzgar ni sopesar alguna profecía (Grudem 1988). Era una palabra verdadera o falsa.

Los individuos tales como Jonás, Jeremías, Ezequiel y Elías ejemplifican la imagen típica del profeta del Antiguo Testamento. Gran parte de lo que dijeron era acerca de la ‘ira de Dios’.

Jonás fue a regañadientes (en el vientre de un gran pez) a predicar al malvado pueblo de Nínive un mensaje para que se arrepintieran o de lo contrario, serían destruidos.

Jeremías recibió de Dios la siguiente misión: “Mira que te he puesto en este día sobre naciones y sobre reinos, para arrancar y para destruir, para arruinar y para derribar, para edificar y para plantar” Jeremías 1:10.

Ezequiel rugió: “Ahora será el fin sobre ti, y enviaré sobre ti Mi furor, y te juzgaré según tus caminos; y pondré sobre ti todas tus abominaciones. Mi ojo no te perdonará, ni tendré misericordia; antes pondré sobre ti tus caminos, y en medio de ti estarán tus abominaciones; y sabréis que Yo soy Jehová” Ezequiel 7:3,4.

Elías llamó al fuego del cielo para que consumiera el sacrificio en el monte de Carmel. Después fue y mató a todos los profetas de Baal (1 Reyes 18). También clamó para que descendiera fuego y consumiera a dos grupos de tropas enviadas para capturarle (2 Reyes 1:10, 12).

El asunto principal aquí es que ellos representaban el Antiguo Pacto bajo el cual vivían. Estaban bajo la ley, cuya principal función era de resaltar la santidad de Dios y de enseñarle a la humanidad lo que estaba mal en ellos cuando vivían según el fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal.

Bajo este pacto, el Santo de Israel no tuvo más opción que de juzgar y administrar el castigo merecido si se imponía la desobediencia. Si el pueblo de Dios pecaba y no se arrepentía, Dios usaba a Sus profetas para declarar Su palabra de juicio.

 

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1. Introducción: entablando amistad con Dios.
2. La amistad es mejor que el servicio.
3. El profeta del AT. El Espíritu venía sobre ellos.
4. Dios quiso que la profecía fuera para todos en el AT.
5. La ira de Dios.
6. Dios es un juez misericordioso.
7. El profeta del NT. El Espíritu mora en nosotros, por eso ¡todos podemos profetizar!
8. El espíritu de la profecía es el testimonio de Jesucristo.
9. Los dones espirituales son para edificar, no para destruir.
10. Aquello a lo que le hablamos sale a la luz.
11. La profecía consiste en la verdad, no en datos.
12. El principal propósito de la profecía en el NT.
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